El clima y la atención sanitaria en las políticas públicas

Cuando el cambio climático juega un rol fundamental en la Salud

Comunidades Seguras15 de julio de 2024 Dinesh Arora, Asían Development Bank
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El cambio climático ha exacerbado los peligros meteorológicos y los riesgos para la salud, lo que hace necesario contar con sistemas de salud resilientes al clima. Las estrategias de adaptación eficaces, las tecnologías innovadoras y la financiación sostenible son esenciales para proteger a las poblaciones vulnerables y mantener la atención.

Los riesgos meteorológicos provocados por el cambio climático se han vuelto más graves, frecuentes y generalizados, y alcanzarán niveles sin precedentes en 2024. Los riesgos para la salud asociados con el cambio climático también han aumentado.

A medida que se hace más evidente la necesidad urgente de abordar el cambio climático y la salud y aumentan los marcos para apoyar los procesos de adaptación en el sector de la salud, la evidencia de la experiencia de implementación en el mundo real sigue siendo limitada. Los gobiernos que luchan por encontrar la manera de responder eficazmente a los impactos actuales y futuros del cambio climático en la salud en este entorno complejo y en constante cambio se enfrentan a varias preguntas críticas.

Un sistema de salud resiliente al clima es aquel que está preparado para mitigar, resistir, adaptarse y recuperarse de los impactos climáticos. La resiliencia climática en el sector de la salud es particularmente importante para mantener la continuidad de la atención durante las tensiones y los impactos relacionados con el clima y para proteger a las poblaciones vulnerables (como los pobres, las mujeres, los niños y los ancianos), que se ven desproporcionadamente afectados por los peligros climáticos y tienen menos capacidad de adaptación.

Un sistema de salud resiliente al clima depende de contar con personal sanitario bien capacitado y preparado para afrontar los riesgos y las perturbaciones climáticas, que pueda promover la concienciación y la educación sobre los riesgos para la salud relacionados con el clima en las comunidades y desarrollar programas de salud basados en el clima. Fundamentalmente, un sistema de salud resiliente al clima puede utilizar datos climáticos (por ejemplo, integrando datos meteorológicos en los sistemas de información sanitaria) y sistemas de alerta sanitaria basados en el clima para salvar más vidas.

Por ejemplo, se han probado y desarrollado sistemas de alerta temprana para fenómenos meteorológicos extremos para determinar su eficacia, ayudando a las comunidades, al personal sanitario y a los administradores civiles a prepararse mejor, responder y ser más resilientes a los choques climáticos.

De manera similar, se ha demostrado que los mapas de calor son un medio eficaz para ayudar a los gobiernos a identificar a los más vulnerables al calor extremo y desarrollar medidas claras para ayudarlos a mantenerse a salvo, mejorando así sus capacidades de adaptación y resiliencia.

Las innovaciones tecnológicas y de salud digital (por ejemplo, la telemedicina y la salud móvil) ofrecen una oportunidad importante para mejorar la resiliencia climática en el sector de la salud al brindar soluciones oportunas, accesibles y sostenibles y garantizar la continuidad de los servicios durante los desastres inducidos por el clima.

Los sistemas de salud resilientes al clima también aprovechan las tecnologías sostenibles, la infraestructura que puede soportar los choques climáticos y las normas regulatorias para las tecnologías verdes y la gestión ecológica de los biorresiduos.

Los Planes Nacionales de Adaptación en materia de Salud, que ofrecen un diagnóstico de las vulnerabilidades de los sistemas de salud junto con un plan de acción para reducirlas, mejorar las medidas de adaptación y minimizar los impactos del cambio climático en la salud, deberían estar alineados con los Planes Nacionales de Adaptación. Estos planes son fundamentales para desarrollar y financiar de manera sostenible sistemas de salud resilientes al clima y los gobiernos deberían darles prioridad.

Se deben adoptar las siguientes medidas para priorizar el desarrollo de sistemas de salud resilientes al clima:

Promover la promoción de medidas para acelerar la acción en materia de clima y salud. Los gobiernos que tienen múltiples prioridades pueden no ver de inmediato el valor de realizar inversiones en materia de clima y salud. Los líderes en materia de salud pública y clima están bien posicionados para colaborar con los gobiernos a fin de establecer y fortalecer los vínculos entre el clima, la salud y los objetivos de desarrollo sostenible.

Crear una base sólida de evidencia para fundamentar y priorizar los sistemas de salud resilientes. Esto incluye análisis detallados y evidencia localizada sobre las acciones climáticas y sanitarias estratificadas según las distintas realidades ambientales, socioeconómicas y políticas. Un paquete de intervenciones que sean viables y que ofrezcan las mejores condiciones de inversión puede ayudar a los gobiernos a priorizar las acciones según sus contextos específicos, alinear los objetivos climáticos y sanitarios y movilizar financiamiento.

Movilizar nuevas fuentes de financiación para soluciones climáticas y sanitarias. A pesar de que el 25% de la carga mundial de enfermedades está vinculada a factores de riesgo ambientales, apenas el 0,5% de la financiación climática multilateral se destina a la salud. Los bancos multilaterales de desarrollo, las organizaciones filantrópicas, otros donantes y los ministerios de finanzas deben trabajar juntos para abordar la financiación fragmentada para el clima y la salud.

Fomentar la innovación en materia de clima y salud mediante intervenciones inclusivas y dirigidas a nivel local. Las acciones en materia de clima y salud que sean inclusivas y estén orientadas a la equidad pueden ayudar a respaldar esas soluciones, incubando e impulsando las mejores prácticas que se ajusten a las prioridades locales y empoderen a las comunidades (por ejemplo, sistemas de alerta temprana y resiliencia impulsados por la comunidad). Los gobiernos pueden promover el desarrollo y la implementación de prácticas resilientes al clima señalando prioridades y fomentando un entorno regulatorio propicio para los innovadores, las instituciones de investigación y desarrollo y el sector privado.

En un año en el que los fenómenos meteorológicos extremos se intensifican rápidamente y sin precedentes, el llamamiento a la acción es claro: debemos intensificar nuestra acción ahora y ayudar a los gobiernos a generar adaptación y resiliencia en el sector de la salud y a proteger a sus poblaciones del cambio climático, especialmente a aquellas que ya se enfrentan a los efectos más duros.

Los donantes, los bancos multilaterales de desarrollo, el sector privado y la sociedad civil también deben actuar con rapidez y en conjunto, fortaleciendo la cooperación y la comprensión compartida de las intervenciones más eficaces para construir sistemas de salud resilientes al clima y sostenibles.

Esto ofrece una hoja de ruta para crear sociedades más saludables, seguras y equitativas ahora y asegurar nuestra supervivencia en el futuro.

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