Está la Argentina preparada para afrontar una época de grandes sequías y altas temperaturas?

Vulnerabilidad vs. Concientización, la clave fundamental para no colapsar.

03 de septiembre de 2024 RN
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Rio Paraná

Los desastres naturales han amenazado a los seres humanos y al ecosistema. Entre los diversos desastres naturales, la sequía es uno de los más insidiosos y costosos, y afecta negativamente a la economía mundial y a los medios de vida. A diferencia de los desastres repentinos, como los terremotos o los huracanes, la sequía es un fenómeno de aparición lenta que se intensifica gradualmente. Esta naturaleza prolongada de la sequía a menudo da lugar a la escasez de agua potable y a la perturbación de las economías locales.

La sequía se presenta de forma gradual y, a menudo, pasa desapercibida hasta que alcanza una fase crítica. Esta progresión lenta hace que sea especialmente difícil gestionarla y mitigarla. Al principio, los efectos de la sequía pueden ser la escasez de precipitaciones, la disminución de los niveles de agua en ríos y lagos y una ligera disminución de la producción agrícola.

Sin embargo, si las condiciones de sequía persisten, la situación puede agravarse y causar una grave escasez de agua, pérdidas de cosechas y, en última instancia, la migración de personas de las zonas afectadas por la sequía en busca de mejores condiciones de vida.

Cuando las comunidades afectadas reconocen la naturaleza prolongada de la sequía, es posible que ya se hayan producido daños importantes. La demora en tomar conciencia de la situación suele dificultar la realización de intervenciones oportunas, lo que dificulta la aplicación de estrategias de mitigación eficaces.

Este problema se ve agravado por el hecho de que las sequías pueden variar en intensidad y duración, lo que dificulta predecir su inicio y su impacto final. Como resultado, las comunidades de las zonas propensas a sequías pueden encontrarse sin preparación para las consecuencias a largo plazo, lo que da lugar a un ciclo de vulnerabilidad y penurias.

En la actualidad, Argentina comenzará a sufrir un alto grado de exposición como consecuencia de las altas temperaturas y muy probablemente un proceso general de sequía en la zona núcleo del corredor productivo. Dicha situación pondrá a prueba la capacidad para administrar la cadena de suministros y logística que usa la Hidrovía, y a su vez pondrá al límite el sistema de transporte de energía por una mayor demanda.

Sin embargo, es importante que los Gobiernos Locales comiencen a trazar planes integrales de gestión de riesgos con el fin de mitigar cualquier eventualidad no deseada ante los diversos fenómenos climáticos.

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