Inundaciones en Argentina y la región: Una amenaza creciente para la seguridad alimentaria

Inundaciones regionales, un fenómeno cada vez más frecuente, exige atención inmediata y estrategias concretas para mitigar su impacto.

CR-7018 de agosto de 2025RNRN
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Como resultado de las alteraciones climáticas, las inundaciones son cada vez más frecuentes e intensas y representan una amenaza física inmediata para los afectados.

Más allá de su impacto inicial, las inundaciones tienen consecuencias de largo alcance, como socavar la seguridad alimentaria, dañar la infraestructura y desplazar a cientos de personas de sus hogares. 

Los efectos devastadores de las inundaciones son duraderos y afectan con mayor intensidad a las comunidades vulnerables. En la última década, las comunidades con bajos niveles de resiliencia climática (es decir, la capacidad de un sistema, comunidad o región para resistir los impactos del cambio climático) registraron tasas de mortalidad 5 veces mayores debido a inundaciones, sequías y tormentas.

Argentina y la región no escapan al drama hídrico que las alteraciones climáticas vienen generando. En los primeros 8 meses, las Provincias de Buenos Aires y parte de la Provincia de Salta vienen atravesando situaciones Hidrometeorológicas complejas con importantes zonas de anegamiento e impacto en el Producto Bruto geográfico.

El Programa City Risk-70, viene desarrollando un programa de asistencia y transferencia tecnológica junto a Gobiernos Locales y el sector privado enfocados en el impacto inmediato en cultivos y suelos. A través del analsis de 4 ejes vitales, el programa desarrolla estudios de base en los siguientes factores:

Pérdida de cosechas

Uno de los efectos más evidentes de una inundación es la pérdida directa de cultivos. Cuando el agua cubre las tierras agrícolas, interrumpe el crecimiento de las cosechas y, en muchos casos, las asfixia, pérdida total. Esto se traduce en pérdidas económicas significativas para los productores, quienes pierden tanto la cosecha como la inversión realizada.

Erosión hídrica

Las corrientes de agua pueden arrastrar la capa superficial del suelo, rica en materia orgánica y nutrientes esenciales. Esta erosión reduce considerablemente la fertilidad del terreno y afecta su capacidad de producción en ciclos posteriores. Su recuperación requiere tiempo, recursos económicos y asistencia técnica, lo cual representa un desafío adicional para pequeños productores.

Contaminación del agua y del suelo

Durante una inundación, el agua puede transportar residuos, fertilizantes, plaguicidas y microorganismos patógenos hacia los cultivos, los cuerpos de agua cercanos y el suelo agrícola. La introducción de elementos nocivos en el entorno agrícola contamina la cadena alimentaria, comprometiendo no solo la salud de los cultivos, sino también la de los consumidores. Además, la alteración del equilibrio biológico del suelo dificulta su regeneración y reduce el rendimiento en futuras cosechas.

Enfermedades fúngicas y bacterianas

La saturación del suelo crea un entorno propicio para la proliferación de hongos y bacterias. El exceso de humedad desplaza el oxígeno del suelo, asfixiando las raíces y facilitando infecciones como pudriciones radiculares y del tallo. Esto provoca una disminución en la absorción de nutrientes, debilidad general en las plantas y, en casos severos, la pérdida total del cultivo.

Finalmente desde el Programa City Risk-70 reforzaron el compromiso con los Gobiernos Locales y empresas del Interior, siendo que estos son fundamentales tanto para la producción como la preservación de las cadenas de suministro, invitandolos a la conformación de Consejos Consultivos Regionales de Gestión de Riesgo con el fin de articular soluciones concretas.

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