China fortalece lazos económicos con Sudamérica a pesar de la presencia de Javier Milei en Argentina

Podrá ser Javier Milei el Faro liberal de América del Sur que límite la hegemonía china

19 de noviembre de 2024 RN
descarga (12)

La influencia de China crece de manera sostenida en América del Sur, y los acontecimientos recientes revelan la importancia que ha adquirido este cambio para la dinámica regional y global. Con los cambios en los panoramas políticos y las estrategias económicas, el equilibrio de poder está cambiando silenciosamente, y algunos analistas están empezando a sugerir que esto podría conducir a nuevas realidades geopolíticas.

En la Cumbre de CEOs de la APEC celebrada recientemente en Perú, los expertos intercambiaron opiniones sobre los crecientes vínculos económicos entre China y América Latina. En el contexto de la política de “Estados Unidos primero” del presidente electo Donald Trump, que enfatiza el proteccionismo y la priorización interna, China se está posicionando para llenar el vacío dejado por la desconexión de Estados Unidos. La cumbre destacó las oportunidades de colaboración en varios sectores, entre ellos la minería, la manufactura, la energía renovable, la agricultura, la digitalización y la inteligencia artificial.

La creciente presencia china es particularmente pronunciada en países clave de Sudamérica como Brasil, Chile y Argentina. Estas naciones se encuentran en una situación en la que dependen en gran medida de China, no solo para el comercio, sino también como vía para nuevas inversiones y proyectos de infraestructura. Según las estadísticas, las exportaciones agrícolas como el maíz y la carne de res, junto con minerales invaluables como el litio (vital para las baterías), están en aumento a medida que las naciones aprovechan sus recursos naturales para hacer frente a la creciente demanda de China.

Esta situación ha tenido repercusiones en las relaciones entre Estados Unidos y América Latina, donde la influencia de Washington parece estar disminuyendo. Tomemos como ejemplo el caso de Perú: hace unos ocho años, Estados Unidos era el principal socio comercial allí, pero la ventaja comercial de China ahora supera los 16.300 millones de dólares. Este cambio coincide con los comentarios de Li Xing, del Instituto de Estrategias Internacionales de Guangdong, quien señaló que "este es el patio trasero de Estados Unidos". Explica cómo la estrategia económica concentrada de China está contrarrestando la influencia estadounidense, en particular en la región del Indopacífico, sin la expansión militar directa característica de décadas pasadas.

Eric Farnsworth, ex funcionario del Departamento de Estado de Estados Unidos, afirmó sucintamente: "China ha entrado en la región de manera agresiva, se está adaptando rápidamente y está comprometida a quedarse a largo plazo. Si no hay un cambio significativo en la política económica regional de Estados Unidos, la región seguirá inclinándose hacia los intereses chinos". Esta dura advertencia pone de relieve la urgencia de que los responsables de las políticas estadounidenses reconsideren sus estrategias a medida que cambian las mareas políticas exteriores.

Estados como Argentina y Brasil no son meros observadores pasivos, sino participantes activos en el cultivo de esta nueva relación económica con China. La narrativa aquí sugiere la posibilidad de vínculos duraderos, ya que muchos países sudamericanos pueden preferir el enfoque de "ganar-ganar" que suelen promover los funcionarios chinos. Esto es especialmente pertinente para las economías en riesgo de estancamiento o colapso bajo el peso de la competencia global.

Si la administración entrante de Trump pone énfasis en políticas aislacionistas, puede envalentonar inadvertidamente el alcance de China y complicar los esfuerzos de Estados Unidos por recuperar su narrativa en América del Sur. Durante años, la inversión estadounidense contribuyó al crecimiento y la estabilidad de la infraestructura. Ahora, la inversión china promete una rápida expansión a través del estímulo económico, lo que la hace cada vez más atractiva para las naciones que necesitan resultados inmediatos.

Contrariamente a lo que afirman los responsables de las políticas estadounidenses, que tienen dificultades para encontrar puntos en común con los líderes latinoamericanos, el compromiso diplomático de China a menudo gira en torno al beneficio mutuo, más que a narrativas ideológicas. Las importantes contribuciones que ha hecho China con su Iniciativa del Cinturón y la Ruta de la Seda están configurando potencialmente no sólo vínculos económicos, sino también intercambios culturales y alianzas políticas.

Algunos analistas creen que esta dinámica podría conducir a asociaciones estratégicas entre China y las naciones ricas en recursos, lo que podría modificar las alianzas existentes y crear dependencias del capital y la infraestructura extranjeros. ¿Cómo cambiará esto el discurso político dentro de estas regiones? Una posibilidad es el auge de los sentimientos nacionalistas a medida que los ciudadanos reaccionen a las influencias extranjeras que rigen su futuro económico.

Ahora está más claro que nunca que quienes perciben esta creciente relación simplemente como otra alianza económica pueden estar pasando por alto los riesgos estratégicos que implica. Si bien pocos podrían negar la importancia de mantener una dinámica comercial saludable, las economías regionales parecen más inclinadas a aceptar soluciones desde todas las direcciones posibles en lugar de esperar la ayuda de Estados Unidos, que históricamente ha predominado en el bloque.

Así pues, a medida que la situación se va acelerando y se forjan alianzas, el próximo capítulo, tanto para China como para Sudamérica, podría deparar una geopolítica fascinante. Los observadores deberían estar atentos, porque esta danza diplomática apenas está comenzando.

Lo más visto