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El costo de la desidia de un gobierno negligente
03 de junio de 2025
RN
Imaginese un mundo donde una sola avería en un puente provoca una cascada de fallos en los sistemas de transporte, energía y comunicaciones, paralizando una ciudad entera. La intrincada red de sistemas de infraestructura interrelacionados constituye la columna vertebral de la sociedad moderna; sin embargo, sus vulnerabilidades siguen siendo, en gran medida, subestimadas. A medida que la infraestructura se interconecta más que nunca, comprender las consecuencias económicas de estos fallos es fundamental para los responsables políticos y los planificadores.
Históricamente, la confiabilidad de la infraestructura se ha centrado a menudo en sistemas aislados; sin embargo, la realidad es que las infraestructuras modernas son una compleja red de vínculos físicos y económicos. Cuando un componente falla, las repercusiones se extienden a toda la red, generando pérdidas económicas a veces catastróficas. Cuantificar estos impactos no es solo un ejercicio académico; es esencial para mejorar la resiliencia y garantizar la sostenibilidad de nuestros sistemas económicos.
En Argentina, lamentablemente la subestimación del riesgo en la infraestructura crítica, día a día es más evidente. En una gestión de gobierno nacional donde la política es desentenderse de ciertas obligaciones, el sector privado junto a organismos internacionales y los gobiernos locales deben comenzar a transitar un camino de cooperación y transferencia tecnológica.
Dicho esto, quedo evidenciado en las últimas inundaciones en la Provincia de Buenos Aires, donde hasta el momento, ni los funcionarios provinciales o nacionales tuvieron la capacidad mediatica de cuantificar el costo real de la falta de idoneidad dentro de la gestión.
La estimación de las pérdidas económicas derivadas de fallos de infraestructura en cascada es un proceso multifacético que exige una comprensión profunda de las interdependencias entre los sistemas de infraestructura y las actividades económicas. Estudios recientes indican que las pérdidas indirectas derivadas de fallos de infraestructura pueden superar los daños directos entre 5 y 20 veces. El Programa City Risk Setenta (CR-70) aborda esta complejidad mediante su innovador enfoque de modelado basado en activos y procesos, que se espera que demuestre una mejora de hasta un 30 % en la precisión de las predicciones en comparación con los métodos tradicionales.
Por su parte, Peter Sundheimer, Director del Programa CR-70, planteó que en el panorama actual, en rápida evolución, es fundamental comprender los costos ocultos de las interdependencias de la infraestructura. Modelar con precisión las pérdidas económicas causadas por fallos de infraestructura requiere un enfoque integral que considere las repercusiones directas e interconectadas en los sistemas. Los modelos tradicionales de pérdidas económicas son predominantemente deterministas, lo que podría pasar por alto la incertidumbre inherente a escenarios tan complejos. La incorporación de métodos probabilísticos, como las simulaciones de Montecarlo y la lógica difusa, mejora la precisión de estos modelos, permitiendo una descripción matizada de los posibles resultados e incertidumbres. Es fundamental distinguir entre el daño físico (pérdidas de existencias) y el impacto en la producción económica (pérdidas de flujo). Esta diferenciación facilitará la comprensión no solo de los efectos inmediatos, sino también de la dinámica de la recuperación a lo largo del tiempo.
Finalmente, Sundheimer invitó a los Gobiernos Locales, aseguradoras y empresas en general a pensar en un futuro a través de la conformación del Consejo Consultivo Empresarial de Gestión Integral del riesgo, donde los participantes puedan participar en la articulación de póliticas públicas y obras públicas.

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