El AMBA a oscuras: La fragilidad del sistema eléctrico en el cierre de 2025

El Colapso de la Capilaridad Eléctrica: Estrés Térmico y Obsolescencia en la Red de Distribución de Edesur.

Minería & Energia31 de diciembre de 2025RNRN
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La transición hacia el año 2026 ha quedado marcada por un escenario de sombras y malestar para cientos de miles de hogares en el Área Metropolitana de Buenos Aires. Desde la noche del 30 de diciembre, lo que comenzó como una jornada de demanda eléctrica al límite por una ola de calor agobiante, derivó en una crisis de suministro que ha vuelto a poner en el centro del debate público la operatividad de las empresas distribuidoras, con un foco crítico sobre la gestión de Edesur.

El origen de la contingencia masiva se localizó en la Subestación Bosques, un nodo neurálgico para la distribución de energía en el corredor sur. Una falla técnica de gran magnitud en un interruptor de acoplador de barras —un componente esencial para la flexibilidad y protección del sistema— desencadenó un efecto dominó que desvinculó centrales térmicas y dejó, en su momento más crítico, a más de un millón de usuarios sin energía. Las imágenes de un Obelisco a oscuras y barrios enteros de la Capital y el Conurbano sumidos en la penumbra se viralizaron como el triste cierre de un ciclo anual.

La respuesta de Edesur, aunque inmediata en términos de despliegue técnico, no ha logrado mitigar la indignación de una ciudadanía que enfrenta sensaciones térmicas cercanas a los 40 °C. Si bien la compañía informó que el restablecimiento se realiza de forma escalonada, miles de familias en zonas como Recoleta, Almagro, Avellaneda y Florencio Varela han pasado las vísperas de las fiestas entre la incertidumbre y la falta de servicios básicos, incluyendo el suministro de agua potable, cuya provisión depende directamente de las bombas eléctricas en los edificios.

Un horizonte de tensión y ajuste

La mirada a futuro no parece traer alivio inmediato. Expertos del sector energético y representantes gremiales coinciden en que el episodio actual no es un evento aislado, sino la manifestación de una infraestructura que opera al límite de su capacidad técnica. La persistente falta de inversiones de fondo en las redes de media y baja tensión, sumada a la paralización de obras estratégicas de mantenimiento preventivo, sugiere que el sistema eléctrico seguirá siendo altamente vulnerable ante los picos de demanda estacionales que caracterizan al verano porteño.

En términos económicos, el panorama para el usuario es igualmente complejo. Mientras las cuadrillas de Edesur trabajan contrarreloj para normalizar los últimos focos de conflicto, el Gobierno Nacional ha formalizado a través del Boletín Oficial los nuevos cuadros tarifarios que regirán desde enero de 2026. Los aumentos, destinados a garantizar el valor real de la remuneración de las distribuidoras, se presentan en un contexto de servicio deficitario, lo que intensifica el malestar social y las demandas de mayor rigor en las multas y controles por parte del ENRE.

El desafío para el 2026 será trascender la gestión de la emergencia. Sin un plan de modernización integral que contemple la renovación de subestaciones críticas y una mayor resiliencia de la red frente a fenómenos climáticos extremos, el AMBA corre el riesgo de convertir estos apagones en una costumbre indeseada. La energía eléctrica, motor fundamental de la vida urbana y la actividad económica, se encuentra hoy en una encrucijada donde la rentabilidad de las empresas y la calidad del servicio para el ciudadano parecen no encontrar un punto de equilibrio.

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