Vulnerabilidad del Cono Sur: El Impacto Climático en las Presas de Relave para el 2026

Sinergia Hidromecánica y Convergencia de Riesgos: El Desafío de la Estabilidad Geotécnica Regional

Minería & Energia31 de diciembre de 2025RNRN
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Al inicio de 2026, la seguridad de la infraestructura minera en el Cono Sur se ha consolidado como la principal preocupación técnica de la región. El crecimiento sostenido de la producción de cobre en Chile, hierro en Brasil y los proyectos de litio y oro en Argentina, sumado a la interconexión hídrica de la Cuenca del Plata que involucra a Paraguay, configura un escenario de alta complejidad. La variabilidad climática proyectada para este ciclo impone un estrés sin precedentes sobre los depósitos de relave, exigiendo una reevaluación de los modelos de estabilidad que hasta ahora se consideraban seguros.

En Chile y la región cordillerana de Argentina, el principal desafío del 2026 radica en la alteración de la isoterma cero. El aumento de las temperaturas globales provoca que precipitaciones que antes eran sólidas ahora ocurran de forma líquida a mayores altitudes. Este fenómeno genera caudales de escurrimiento que superan las proyecciones de diseño de los canales de contorno y vertederos de las represas. En este contexto, el riesgo de overtopping o desbordamiento se incrementa drásticamente, ya que la infraestructura no fue dimensionada para eventos hidrológicos de tal magnitud y velocidad. La presión sobre los muros de contención en la alta montaña chileno-argentina es hoy una variable que depende directamente de la capacidad de respuesta inmediata ante tormentas convectivas severas.

Por otro lado, Brasil enfrenta un panorama distinto pero igualmente crítico debido a la intensificación del régimen de lluvias en estados mineros como Minas Gerais. Tras los precedentes históricos de fallas estructurales, el control en 2026 se centra en la inestabilidad por licuación estática y dinámica. Las precipitaciones persistentes elevan los niveles freáticos dentro del cuerpo de las represas, reduciendo la fricción interna de los materiales. Si el Factor de Seguridad (FS) cae por debajo de 1.5 debido a la saturación hídrica, el residuo minero puede transformarse instantáneamente en un fluido que arrasa con todo a su paso. Paraguay, aunque con una actividad minera menor, se sitúa en una posición de vulnerabilidad aguas abajo, ya que un colapso en las cabeceras de los ríos regionales podría movilizar sedimentos contaminados a través de la red hídrica compartida de la Cuenca del Plata.

Las consecuencias ambientales de una falla coordinada o aislada en esta zona geográfica serían de alcance transfronterizo. Un vertido masivo de metales pesados y reactivos químicos no solo devastaría los ecosistemas locales, sino que afectaría la calidad del agua de consumo y de riego en las llanuras compartidas. La movilización de contaminantes como el arsénico o el mercurio hacia los acuíferos y grandes ríos afectaría la biodiversidad acuática y la salud pública de millones de personas, comprometiendo además la reputación de la industria minera regional ante los mercados internacionales que demandan estándares de sostenibilidad rigurosos.

Para mitigar estos riesgos en el escenario de 2026, los países del Cono Sur están obligados a unificar criterios de monitoreo. La implementación de sensores de fibra óptica para detectar movimientos milimétricos en los muros y la transición acelerada hacia el depósito de relaves filtrados son medidas técnicas indispensables. La gestión moderna ya no permite una visión aislada; la estabilidad de una represa en los Andes o en el cuadrilátero ferrífero brasileño es ahora una cuestión de seguridad ambiental regional que requiere transparencia de datos en tiempo real y una inversión robusta en ingeniería de adaptación climática.

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