Mercosur: Los bienes públicos regionales pueden ser un motor de desarrollo para la región

Desarollo Regional.

Infraestructura 14 de julio de 2025RNRN
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En un mundo cada vez más interconectado, los bienes públicos regionales (BPR) ofrecen un marco atractivo para que los países cooperen en pos del desarrollo sostenible. Los BPR incluyen una amplia gama de activos y servicios para promover el crecimiento económico, el bienestar social y la sostenibilidad ambiental.

Los bienes públicos pueden clasificarse en tres categorías principales: bienes públicos económicos, bienes públicos sociales y bienes públicos ambientales. 

Los bienes públicos económicos son aquellos directamente relacionados con el crecimiento económico y la industrialización, como la infraestructura de transporte, comunicaciones, energía y sistemas de riego. También pueden incluirse las instituciones económicas, los marcos regulatorios y las políticas macroeconómicas gubernamentales. 

Los bienes públicos sociales incluyen los sistemas jurídicos, la salud pública y la prevención de epidemias, las redes de seguridad social, la seguridad pública, los museos, las bibliotecas públicas y los parques.

Los bienes públicos ambientales incluyen sistemas y políticas de protección ambiental, restauración ecológica, desarrollo de energía renovable y programas de mitigación y adaptación al cambio climático. 

La educación, la investigación científica, la tecnología, la innovación y todo tipo de conocimiento están vinculados a estos bienes públicos.

Los países en desarrollo comparten intereses y necesidades comunes de bienes públicos porque enfrentan problemas similares en etapas de desarrollo similares. A menudo, comparten objetivos y prioridades de desarrollo económico, como la reducción de la pobreza, la industrialización, el aumento de la productividad, la urbanización y la reducción de las disparidades de ingresos. En este contexto, la cooperación entre países en desarrollo puede generar importantes bienes públicos regionales para el desarrollo conjunto. 

Por ejemplo, las redes de transporte y comunicación regionales e internacionales mejoran la conectividad entre los países, amplían el mercado para todos y, a su vez, mejoran la eficiencia de los sistemas nacionales de infraestructura. 

Los acuerdos regionales de comercio e inversión facilitan el desarrollo económico y la cooperación entre los países participantes. El Mercado Común del Sur (MERCOSUR) es un ejemplo de cómo todas las partes involucradas pueden beneficiarse de la cooperación regional.

Mientras tanto, los sistemas regionales de salud pública y los mecanismos de prevención de epidemias son clave para minimizar los riesgos de pandemia para las personas de la región y más allá.

Las redes regionales también pueden desempeñar un papel importante en la gestión y mitigación de desastres naturales, así como en la protección ambiental transfronteriza y la preservación ecológica.

El Acuerdo de París es un bien público global que busca abordar el desafío del cambio climático. Sin embargo, sus beneficios pueden materializarse mediante la cooperación regional. Un área específica de colaboración regional es la transición energética, mediante la cual los gobiernos pueden utilizar las tecnologías más avanzadas para reducir las emisiones de carbono. 

Los bienes públicos globales también pueden promoverse mediante la cooperación regional en materia de ciberseguridad e inteligencia artificial (IA). 

La provisión de bienes públicos globales requiere la coordinación entre instituciones regionales y globales para facilitar el diseño de proyectos, el financiamiento y la asistencia técnica. Esta facilitación puede realizarse a través de un mecanismo regional o en un marco internacional. 

El intercambio de conocimientos es fundamental para el desarrollo conjunto. Es especialmente esencial conocer las prácticas y experiencias de desarrollo recientes en todos los países, incluyendo las políticas implementadas, las tecnologías aplicadas, los modelos de negocio utilizados y los problemas que surgen al afrontar nuevas condiciones. Personas de diversos orígenes se beneficiarán enormemente de este intercambio de conocimientos. Todo país en desarrollo, independientemente de su tamaño y nivel de productividad, puede ofrecer experiencias o lecciones valiosas que otros puedan aprender y aprovechar. 

En principio, todos los bienes públicos son buenos y beneficiosos para todos, de una forma u otra. Sin embargo, las prioridades de los países en diferentes etapas de desarrollo pueden variar. 

Para los países de bajos ingresos, la necesidad más urgente es aumentar los bienes públicos económicos relacionados con su industrialización y modernización estructural, como la infraestructura física y las instalaciones industriales. El crecimiento económico permitirá a estos países financiar sus proyectos sociales y ambientales con sus propios ingresos y participar eficazmente en la provisión de bienes públicos regionales y globales.

Los países con mayores ingresos y productividad pueden ayudar a proporcionar bienes públicos sociales y ambientales, como por ejemplo en materia de restauración ecológica y cambio climático.

Los recursos financieros de los países donantes deberían destinarse a bienes públicos económicos, en lugar de a proyectos sociales y ambientales en países en desarrollo de bajos ingresos. Esto evitará que los países en desarrollo dependan de la ayuda internacional durante largos periodos y, en cambio, los alentará a desarrollar su propia capacidad financiera para financiar bienes sociales y ambientales. Los déficits de infraestructura en los países en desarrollo deberían interpretarse como parte de déficits más amplios de bienes públicos económicos. 

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