Cielos Vulnerables: La falta de radarización y el clima extremo ponen en jaque la seguridad aérea argentina

Mientras el tráfico aéreo comercial y privado intenta recuperar niveles de crecimiento sostenido, una amenaza silenciosa persiste sobre el espacio aéreo argentino. Expertos en seguridad aeronáutica advierten sobre una "doble pinza" de riesgo: la obsolescencia tecnológica en el control del tráfico y la vulnerabilidad de la infraestructura ante fenómenos climáticos cada vez más violentos.

​Argentina, con su vasta extensión territorial, enfrenta el desafío de monitorear millones de kilómetros cuadrados de cielo con un sistema de vigilancia que presenta agujeros negros alarmantes, especialmente en las fronteras y en rutas no comerciales.

El mito de la cobertura total: Radares Primarios vs. Secundarios

​El problema central de la radarización en Argentina no es solo la cantidad de aparatos, sino su tipología. La red nacional depende en gran medida de radares secundarios. Estos dispositivos funcionan mediante un "interrogatorio" electrónico: el radar envía una señal y el avión responde a través de un dispositivo llamado transponder, emitiendo su identidad, altitud y velocidad.

​Sin embargo, el sistema tiene una falla crítica de seguridad: depende de la colaboración de la aeronave.

​"Si un piloto decide apagar el transponder, para el radar secundario ese avión simplemente deja de existir. Se convierte en un fantasma" explica un excontrolador aéreo de Ezeiza.

​Aquí es donde la falta de radares primarios 3D se vuelve un asunto de seguridad nacional. El radar primario no necesita colaboración; funciona por rebote de ondas en el fuselaje metálico. Detecta cualquier objeto en movimiento, quiera ser visto o no.

​La autopista invisible del delito

​La carencia de una red robusta de radares primarios, especialmente en el Escudo Norte y en corredores internos de la provincia de Buenos Aires y Santa Fe, ha creado "autopistas invisibles".

​Las consecuencias son directas:

• ​Vuelos Irregulares (TAI): El Tráfico Aéreo Irregular aprovecha estos puntos ciegos para el ingreso de contrabando y narcotráfico. Las aeronaves vuelan bajo (por debajo de la línea de detección de los pocos radares existentes) y con el transponder apagado.

• ​Riesgo de Colisión: Al no aparecer en las pantallas del control de tráfico aéreo, una aeronave ilegal representa un peligro mortal para la aviación general y comercial que sí opera bajo reglas de vuelo instrumentales, ya que el sistema TCAS (sistema anticolisión) de los aviones comerciales no puede "ver" a un intruso sin transponder activo.

El factor climático: Aeropuertos bajo estrés hídrico

Más allá de la amenaza humana, la infraestructura aeroportuaria argentina enfrenta un enemigo natural que se intensifica: el cambio climático y los eventos hidrometeorológicos extremos.

​La seguridad no solo se juega en el aire, sino en la capacidad de la pista para recibir una aeronave en medio de una tormenta severa. Los aeropuertos, muchos diseñados hace décadas, están mostrando falencias críticas ante los nuevos patrones de lluvias torrenciales.

​Los puntos críticos identificados incluyen:

• ​Drenaje y Aquaplaning: La incapacidad de los sistemas de drenaje pluvial para evacuar el agua a la velocidad que cae durante las "superceldas" de tormenta aumenta el riesgo de hidroplaneo (aquaplaning), donde las aeronaves pierden control direccional y de frenado al aterrizar.

• ​Fallas en Balizamiento: La infraestructura eléctrica de muchos aeródromos regionales es vulnerable a la actividad eléctrica intensa. Un rayo o una inundación de las cámaras subterráneas puede dejar una pista "a oscuras" en el momento más crítico de una aproximación.

• ​Operaciones "Bajo Mínimos": La falta de sistemas de aterrizaje por instrumentos de alta categoría (como el ILS Categoría III) en la mayoría de los aeropuertos del interior obliga a desvíos masivos o, peor aún, presiona a los pilotos a intentar aterrizajes visuales en condiciones marginales.

En conclusion, la seguridad aérea en Argentina se encuentra en una encrucijada. La soberanía del espacio aéreo no se declama, se ejerce mediante tecnología. Sin una inversión urgente en una "malla" de radares primarios que cubra el 100% del territorio y sin la adecuación de los aeropuertos para soportar la nueva realidad climática, los cielos argentinos seguirán siendo un territorio de riesgo latente.