Santiago del Estero: La visión de Elías Suárez para la nueva etapa de modernización y el desafío climático

Política 06 de diciembre de 2025RNRN
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Santiago del Estero se prepara para iniciar un nuevo capítulo en su historia institucional. La llegada de Elías Suárez a la gobernación no representa un salto al vacío, sino una evolución estratégica de un modelo que ha transformado la fisonomía de la provincia en las últimas décadas.

Suárez, gobernador electo, asume el mando con un doble mandato: custodiar y potenciar el legado de infraestructura dejado por Gerardo Zamora, y liderar una "segunda revolución" centrada en la economía del conocimiento y la adaptación climática.

El legado de la transformación: Una base sólida

Para entender hacia dónde va Santiago, es imperativo reconocer de dónde viene. La administración saliente de Gerardo Zamora entrega una provincia desendeudada y con sus cuentas en orden, un rasgo distintivo de responsabilidad fiscal que ha permitido la ejecución de obras históricas sin comprometer el futuro financiero del estado.

"La gestión de Zamora no solo puso a Santiago en el mapa del turismo internacional y el deporte; sentó las bases hídricas y de saneamiento que hoy permiten pensar en el siguiente nivel de desarrollo agroindustrial."
El aprovechamiento del recurso hídrico, mediante la construcción de azudes, acueductos y sistemas de saneamiento, ha sido la columna vertebral que permitió la expansión de la frontera productiva.

La visión de Suárez: Nodos de Conocimiento y Capital Humano

Si la etapa anterior se definió por el "cemento y el agua", la visión de Elías Suárez apunta a la modernización de los recursos humanos y la tecnología. El gobernador electo ha sido claro en su plataforma: Santiago del Estero debe convertirse en un nodo de conocimiento dentro del Mercosur.

La estrategia se basa en tres pilares:

  • Industria 4.0: Ampliar las políticas de respaldo industrial, pero con un enfoque específico en empresas de base tecnológica.

  • Recurso Hídrico Inteligente: Utilizar la tecnología para maximizar el rendimiento del agua en la producción, integrando la gestión hídrica con la innovación agropecuaria.

  • Economía del Conocimiento: Fomentar la capacitación del talento local para que los jóvenes santiagueños lideren la transformación digital desde su provincia.

El desafío ineludible: La batalla climática

Sin embargo, el camino hacia la vanguardia no está exento de obstáculos críticos. Suárez deberá gestionar una provincia ubicada en una "zona cero" del cambio climático. Los veranos santiagueños, históricamente rigurosos, presentan ahora desafíos extremos: temperaturas sofocantes, sequías prolongadas que derivan en incendios forestales y, paradójicamente, periodos de lluvias intensas que amenazan con la contaminación de napas.

Este escenario exige algo más que buena voluntad; requiere capacidad técnica y experiencia. Aquí es donde radica la fortaleza de la nueva administración. Suárez no llega solo; lo respalda un equipo técnico especializado y años de experiencia en la "cocina" de la gestión pública. Su plan de contingencia incluye obras de adaptación climática y un monitoreo satelital de riesgos para proteger tanto a la población urbana como al sector productivo.

Un salto institucional: Santiago en el mundo

El objetivo final es ambicioso: posicionar a Santiago del Estero como una provincia de vanguardia dentro del Corredor Bioceánico y como un actor clave en la región Zicosur (Zona de Integración del Centro Oeste de América del Sur). La ubicación geográfica es estratégica, pero la estabilidad política es el verdadero motor.

En un gesto que promete un salto de calidad institucional, Elías Suárez ha enfatizado una política de "puertas abiertas". Su mensaje de asumir una gobernación que "abraza a todos por igual", sin distinciones partidarias, sugiere una madurez democrática necesaria para los tiempos que corren.

Santiago del Estero enfrenta el futuro con las cuentas claras, la infraestructura lista y un nuevo liderazgo que entiende que el verdadero desarrollo ya no pasa solo por las obras, sino por el conocimiento y la capacidad de adaptarse a un mundo —y un clima— en constante cambio.

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