Hipervolatilidad: Argentina debe superar los riesgos climáticos y geopolíticos amplificados

Las alteraciones climáticas intensifican el riesgo geopolítico, generando hipervolatilidad en Argentina y la región.

CR-7015 de septiembre de 2025RNRN
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La hipervolatilidad se refiere a un estado de fluctuaciones extremas e impredecibles en sistemas globales, como los mercados financieros, los precios de la energía y los mercados de seguros. En términos de seguros, la hipervolatilidad implica eventos que suelen situarse en la "cola gruesa" de la distribución, más allá del percentil 95, impulsados ​​por efectos simultáneos o en cascada, incluyendo fenómenos meteorológicos extremos combinados con inestabilidad geopolítica.

El riesgo geopolítico, al igual que el riesgo climático, incluye tanto shocks de corto plazo que generan pérdidas puntuales que exigen una gestión de crisis, como problemas persistentes que requieren cambios estratégicos y un cambio hacia prácticas de gestión de riesgos de más largo plazo.

Si bien los gestores de riesgos suelen modelar los riesgos de forma independiente, es decir, los analizan de forma aislada, el cambio climático es un multiplicador de riesgos. Puede aumentar la correlación entre diferentes riesgos, en particular entre las catástrofes naturales y los riesgos geopolíticos.

Cuando un riesgo en un sistema global amplifica otro, se pone a prueba la eficacia de los enfoques tradicionales de gestión de riesgos. «Las técnicas de modelización tradicionales, como la pura dependencia de los resultados de modelos probabilísticos sobre una base de riesgo por riesgo, suelen ser insuficientes, al no captar aspectos clave del mundo real, como los efectos combinados del riesgo físico agudo, la política y las políticas públicas, el desempleo, las finanzas, los precios de los activos, la volatilidad, los puntos de inflexión, la dependencia de la trayectoria y los complejos ciclos de retroalimentación, afirmó un paper del Programa City Risk-70.

Hemos visto que el cambio climático es un multiplicador de amenazas para el riesgo geopolítico, y viceversa, lo que proporciona ejemplos de "ciclos de retroalimentación" complejos que no se reflejan en los modelos de riesgo estándar.

Consideremos el cambio climático. Este puede aumentar la frecuencia y la gravedad de fenómenos meteorológicos extremos, como inundaciones y sequías, que no solo pueden perturbar a las comunidades locales, sino que también tienen impactos de gran alcance en las cadenas de suministro globales. Por otro lado, las tensiones geopolíticas, como las disputas comerciales y los conflictos por los recursos naturales o el acceso al agua, pueden exacerbar aún más las perturbaciones climáticas, generando mayor inestabilidad política e incertidumbre económica.

Los acontecimientos en el canal de Panamá con problemas de calado, y la amplitud térmica en el Ártico exaltan esta complejidad. La continua reducción del hielo marino debido al calentamiento global está abriendo nuevas rutas marítimas. Esto genera disputas sobre qué naciones pueden controlar las nuevas vías marítimas y beneficiarse de los vastos yacimientos de recursos naturales aún no descubiertos. Las tensiones geopolíticas entre los cinco estados costeros del Ártico (Canadá, Dinamarca, Noruega, Rusia y Estados Unidos), así como entre los actores con intereses en la región, incluida China, sin duda afectarán las cadenas de suministro. La situación muestra interconexión, complejidad y las condiciones para una amplia imprevisibilidad impulsada por efectos en cascada.

En un contexto como el actual, Argentina no será ajena a dichas tensiones.

Los complejos agroindustriales y mineros en la Argentina dependen exclusivamente de la Hidrovía y los corredores bioceanicos son fundamentales tanto para la seguridad alimentaria del Mundo, como la provisión de materias primas cómo el Litio, cobre, Uranio, y tierras raras que el mundo requiere.

Por tal motivo, el Programa City Risk-70 ofrece un servicio destinado a empresas y Gobiernos que promueve una visión conectada de cómo interactúan y evolucionan múltiples amenazas con el tiempo, a través de un análisis de escenarios.

El análisis de escenarios ofrece una forma poderosa de abordar la imprevisibilidad de la hipervolatilidad al capturar cómo los riesgos interconectados (como el clima extremo, las tensiones geopolíticas y las interrupciones de la cadena de suministro) pueden generar cascadas y amplificarse entre sí.

A diferencia de los modelos tradicionales que a menudo tratan los riesgos de forma aislada, el análisis de escenarios permite a los gestores de riesgos explorar eventos de cola gruesa y probar la resiliencia de los activos, las operaciones y los modelos de negocios en condiciones severas pero plausibles.

Sin embargo, para traducir estos escenarios narrativos en información práctica, deben basarse en datos. Aquí es donde entran en juego los índices multirriesgo. Al combinar diversos indicadores de riesgo (clima, conflicto, estrés en la cadena de suministro) en una única medida cuantitativa, estos índices ofrecen una visión en tiempo real de la vulnerabilidad sistémica.

Juntos, los escenarios y los índices multirriesgo permiten a las empresas y gobiernos simular shocks futuros, monitorear la acumulación de riesgos actual y tomar decisiones más rápidas e informadas a medida que cambian las condiciones, afirma Peter Sundheimer, titular del Programa City Risk-70.

Finalmente Sundheimer, reafirmó la necesidad de permitir a los gestores de riesgos crear un registro de riesgos y desarrollar estrategias adaptativas para gestionar la hipervolatilidad, como diversificar proveedores, invertir en prácticas sostenibles o fortalecer la infraestructura crítica, potenciando a los Gobiernos Locales a través de la articulación público privada a través de los Concejos Consultivos Empresariales de Gestión integral de Riesgos a nivel Local y Regional.

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