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Argentina deberá mejorar eficazmente la asignación de capital y financiación de infraestructura crítica ante escenarios de incertidumbre climatica
Comunidades Seguras13 de julio de 2024 RNLa infraestructura de Argentina se ha construido sobre una base de estabilidad climática que ya no existe. La adaptación es ahora tan importante como la mitigación, y es vital potenciar estructuras de financiamiento.
La Argentina ya ha experimentado el cambio climático en el curso de su corta evolución y ha respondido a él mediante diversas formas de adaptación. Sin embargo, el desafío climático de hoy difiere de los del pasado en dos aspectos importantes. En primer lugar, se está produciendo mucho más rápido que nunca. En segundo lugar, los riesgos climáticos están aumentando en el contexto de sistemas establecidos y complejos, que incluyen dónde y cómo se cultivan los cultivos, se construyen las ciudades, se producen los bienes y servicios, se organizan las cadenas de suministro y se llevan a cabo otras actividades económicas. Esos sistemas se construyeron partiendo del supuesto de un clima estable y, a falta de una respuesta adecuada, están claramente en expuestos a cualquier efecto que ocasiones el cambio climático.
Estas diferencias tienen tres implicaciones fundamentales. La primera es que la adaptación será necesaria, pero no suficiente, por sí sola para gestionar eficazmente un clima cambiante a lo largo del tiempo. La segunda es que cualquier enfoque de adaptación con visión de futuro debe ser sustancialmente más deliberado que los enfoques orgánicos del pasado. La última es que, al igual que en el caso de la transición a una economía de cero emisiones, la adaptación requerirá una visión sistémica para respaldar los esfuerzos locales, nacionales y regionales garantizando que sea lo más ordenada posible.
Al analizar la situación actual de la Argentina, los actores del sector público y privado deberán tener en cuenta que no todas las partes del mundo estarán igualmente expuestas a riesgos crecientes durante este decenio. Incluso las partes que sí lo están pueden no enfrentar riesgos igualmente graves. No obstante, es importante que todos los gobiernos locales y el estado Nacional aprovechen este momento como una oportunidad para implementar las medidas de adaptación necesarias a corto plazo, incorporar consideraciones de adaptación en decisiones a corto plazo que tengan consecuencias a largo plazo (por ejemplo, diseñar activos de infraestructura duraderos que también puedan soportar riesgos futuros) y, por último, desarrollar las capacidades para tomar las decisiones de adaptación adecuadas a largo plazo.
Hoy por hoy, es importante que el Gobierno Argentino comience a explorar formas de financiamiento, sea de índole privada o pública con asistencia de organismos multilaterales de crédito para vislumbrar obras claves que eviten el colapso en la infraestructura crítica ante los primeros coletazos ocasionados por fenómenos climáticos extremos, sean nevadas atipicas que colapsen la generación y/o transporte de energía, derretimiento de nieves, generación de aludes que afecten embalses, sequias extremas que complejisen la seguridad alimentaria o reduzcan el nivel de exportaciones por no tener la Hidrovía correctamente dragada, o incendios forestales que terminen por contaminar los sistemas de saneamiento, o inundaciones que destruyan corredores viales o cualquier tipo de infraestructura vital para la comunidad.
Finalmente a modo de conclusión, es vital reactivar los Consejos Consultivos Empresariales de Gestión de Riesgo de cada Localidad para comenzar a instrumentar acciones concretas que minimicen la alta exposición que nuestra infraestructura posee.
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